Con la llegada del emprendimiento, la cultura del liderazgo y el coaching ha crecido de manera exponencial el movimiento del "Pensamiento Positivo".
"Positive Thinking" no es más que una actitud con la que enfrentarse a la vida. Se basa en la idea de que los pensamientos positivos, el habla positiva y las acciones en positivo atraen la felicidad, la salud y finales felices a todas las situaciones.
La verdad es que pensar en positivo FUNCIONA. Pero para situaciones concretas y durante un tiempo limitado. Las personas que practican "Positive Thinking" son testigos de la dificultad que entraña pensar en positivo a lo largo del día. Es más, podría considerarse un hábito muy difícil de conseguir.
Imagínate pasarte todo el día, los 7 días de la semana negando aquellas emociones que consideras "negativas", lo más probable es que te repitas afirmaciones positivas durante 5, 10 o 15 minutos pero, ¿qué pasa con las 23 horas restantes del día? Pues, lo más probable es que te veas, de nuevo, dándole vueltas a esos pensamientos negativos de los que intentas huir.
El problema con el Pensamiento Positivo es que trabaja con procesos conscientes y deja de lado el subconsciente -que es dónde realmente encontramos esas ideas o pensamientos negativos de los que intentamos escapar-. Podría pasar entonces, que aunque pienses conscientemente o te repitas mil veces "Soy fuerte y exitoso/a" la creencia de que no eres suficiente o no eres merecedor/a de ese éxito se encuentre aun en tu cabeza.
El pensamiento positivo es una herramienta eficaz a corto plazo, pero a largo plazo, además de ser difícil de convertirlo en hábito, es poco eficaz. Otro ejemplo (más común de lo que piensas) es repetirte: "Soy exitoso/a, conseguiré lo que me proponga" y encontrarte luchando con esos sentimientos de inseguridad sobre tus habilidades y logros que subconscientemente te abordan. Te persiguen las ideas o recuerdos de aquel día en que metiste la pata (aunque sea mínimamente) delante de tu jefe, profesor, los padres de tu pareja, un/a posible pareja o incluso tu propia familia y no eres capaz de sacarte de la cabeza esa sensación de ser "un fraude".
El problema con el Pensamiento Positivo es que trabaja con procesos conscientes y deja de lado el subconsciente -que es dónde realmente encontramos esas ideas o pensamientos negativos de los que intentamos escapar-. Podría pasar entonces, que aunque pienses conscientemente o te repitas mil veces "Soy fuerte y exitoso/a" la creencia de que no eres suficiente o no eres merecedor/a de ese éxito se encuentre aun en tu cabeza.
El pensamiento positivo es una herramienta eficaz a corto plazo, pero a largo plazo, además de ser difícil de convertirlo en hábito, es poco eficaz. Otro ejemplo (más común de lo que piensas) es repetirte: "Soy exitoso/a, conseguiré lo que me proponga" y encontrarte luchando con esos sentimientos de inseguridad sobre tus habilidades y logros que subconscientemente te abordan. Te persiguen las ideas o recuerdos de aquel día en que metiste la pata (aunque sea mínimamente) delante de tu jefe, profesor, los padres de tu pareja, un/a posible pareja o incluso tu propia familia y no eres capaz de sacarte de la cabeza esa sensación de ser "un fraude".

Pero hemos dicho antes que pensar en positivo funciona, sólo hay que combinarlo con otros ingredientes para que la receta sea un éxito.
Existen ciertas herramientas que unidas al pensamiento positivo pueden ayudarte a deshacerte (más a largo plazo) de esos pensamientos repetitivos e intrusivos que te dificultan alcanzar tus metas:
- Estar triste o desanimado es parte del proceso.
Estar triste no es lo mismo que ser negativo y la clave está en ACEPTARLO. La tristeza es una emoción e igual que todas los demás tiene su propósito. No encontrarse bien un día no significa que tu vida se vaya al trasto. Los días "malos" también forman parte del proceso y aprender a manejarlos y conocerte a ti mismo/a te ayudará a conseguir aquello que te propongas.
- Errar es de humanos.
Los errores juegan un papel importante en el aprendizaje. Las probabilidades de hacer todo perfecto a la primera son bastante bajas (o inexistentes, créeme). Intenta no auto-flagelarte con los errores cometidos, mejor reflexiona, identifica dónde fallaste y evoluciona. Dedica tiempo a mejorar y perfeccionar aquello en lo que has fallado. Utiliza los errores como herramienta de desarrollo y crecimiento.
- Los pequeños detalles importan.
A lo mejor el resultado final no es el que esperabas, pero el desarrollo de la tarea, no ha sido todo un desastre. Aprende a mirar aquellas cosas que sí has conseguido. La clave se encuentra en apreciar el el "camino" y no en esperar la perfección. En mirar con buenos ojos como pasas de A a B aunque aunque no llegues (todavía) a C. No te obsesiones con aquello que has hecho mal, concéntrate en tu evolución y desarrollo, en ser cada vez una mejor versión de ti mismo, no en ser perfecto.
- Hazte preguntas.
Intenta convertir aquellas afirmaciones en preguntas. ¿Estoy dispuesta/o a hacer lo que hace falta? ¿Qué puedo hacer para conseguirlo? ¿Qué me falta por conseguir para llegar dónde quiero estar?. Al iniciar una conversación interrogativa activas las áreas del cerebro dedicadas a la resolución de problemas, por lo que aumentan las posibilidades de encontrar una solución.
- No te consumas en pensamientos de "debería".

Gracias!!
Y hasta la próxima!
Paola Báez
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