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jueves, 9 de noviembre de 2017

Si no ha sido tu día, tu semana, tu mes o incluso tu año.


Supongo que llega un momento en la vida de cada persona en la que hay que dejar el pasado atrás y dejar ir todo aquello que te mantiene atado y no te permite avanzar. 

Recordar es volver a pasar por el corazón.
Olvidar, no.

Los recuerdos nos ayudan. Son consejeros que llevamos con nosotros en todo momento. Están ahí para  que recordemos nuestros errores y ayudarnos a no repetirlos. Nos permiten gozar de una nueva oportunidad para volverlo a intentar. Que no haya salido bien una vez no quiere decir que no debamos saltar y volver a arriesgarnos.

Dejar el pasado atrás no quiere decir olvidar, quiere decir vivir en paz con tu pasado y quedarte con lo aprendido. Quiere decir perdonar y nunca debe confundirse con olvidar. Si te acercas al futuro con rencores del pasado es más difícil avanzar. Caminas con una carga, una mochila de sentimientos negativos que entorpecen tu viaje y no te dejan apreciar la belleza del camino.

En ese momento en que logras sacarte la mochila y liberarte de la carga ves la vida con otros ojos. Cuando abres una nueva puerta entras con nuevos conocimientos, entras a ella más sabio, más sereno. Disfrutas de los detalles y puedes concentrarte en el destino. Es entonces, cuando nos damos cuenta lo anclados en el pasado que estábamos y lo poco que hemos avanzado al estar más pendiente de mirar atrás que de mirar hacia el futuro al que estamos destinados. 

Pero claro, puedo entenderlo. Nos podemos ver forzados a seguir avanzando con el ego, la autoestima y el corazón hundidos. Normal que nos quedemos anclados, esperando. Esperando nuestro momento, el momento en el que volvemos a estar contentos, en el momento que volvemos "de entre los muertos", de las cenizas de nuestro ego, sin saber que ese momento nunca llega. Hay que saber buscarlo. Y está ahí, esperándonos. 

Esperando a que nos liberemos de la carga que nos retrasa, que nos ralentiza. Esperando para guiarnos a ese nuevo lugar, lejos del pasado, alejado del dolor. 

Por eso, quítate la mochila! y corre a abrazar el futuro que te ha estado esperando.

Es hora de dejar el pasado atrás y abrir las puertas al cambio, ahora que has aprendido, ahora que eres más sabio. 

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