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martes, 10 de octubre de 2017

El estrés: un asesino no tan silencioso.

¿Tanto estrés hace daño?



El estrés es una reacción natural del cuerpo ante una situación de activación que sobrepasa los recursos adaptativos del organismo. En otras palabras, es la reacción de tu cuerpo a una carga de trabajo (físico, mental o emocional) para el cual no tiene (o cree no tener) los recursos suficientes para superarlo con éxito.

En ocasiones cierto nivel de estrés puede resultar adaptativo o incluso necesario para que nuestro organismo responda de manera adecuada a ante nuevos retos y se adapte a los cambios de la vida diaria. Piensa en una entrevista de trabajo, un nuevo empleo o una presentación frente a la clase, todas estas son situaciones en las cuales cierta cantidad de estrés (estar más alertas y tener una mayor activación mental y física) es necesario para superar de manera exitosa. A este tipo de estrés se le conoce como Eustrésestrés positivo. 

 "El estrés es la tasa de desgaste natural producido por la vida" - Hans selye.

El problema con el estrés es cuando se alquila una habitación dentro de ti, sin fecha de salida. Cuando el estrés se instala de manera permanente en nosotros provoca  cambios físicos, mentales, hormonales y funcionales que hacen que nos enfermemos.

¿Qué cambios aparecen cuando estoy estresado/a?




Estoy segura que la mayoría de nosotros sabe perfectamente qué es estar estresados. Todos nos hemos visto desbordados alguna vez por cantidades indecentes de trabajo, por situaciones familiares o de pareja que nos traen los pelos de punta, por temas económicos que nos traen de cabeza o cantidades industriales de deberes que ni despidiéndote de tu vida social podrías alcanzar a terminar. Pero nunca esta demás dar un repaso a alguno de los signos y señales que apuntan a que estamos sufriendo estrés, pueden aparecer entre otros:



  • Físicos:  contracción muscular, problemas de espalda o cuello, dolor de cabeza, malestar estomacal, fatiga, infecciones, palpitaciones y respiración agitada. 
  • Conductuales: aumento del consumo de alcohol, tabaco (etc..), risa nerviosa, llanto fácil, contracción de mandíbulas, dificultades de relaciones sociales y del habla. 
  • Emocionales: confusión, irritabilidad, miedo y ansiedad. 
  • Cognitivos (pensamientos): preocupación por el futuro, olvidos, dificultad de concentración, pensamientos repetitivos y autocrítica.

¿Qué le pasa a mi cuerpo cuando estoy estresado?


Cuando el estrés se instala de forma permanente en nosotros hace que: aumente el ritmo cardíaco, eleva la tensión arterial, moviliza las reservas energéticas del hígado y los músculos y activa las glándulas endocrinas produciendo cantidades anormales de hormonas, como adrenalina o cortisol, que dañan el sistema cardiovascular, disminuyen nuestras defensas y provocan muerte neuronal.
La mayoría de los efectos perjudiciales del estrés se deben a la liberación de elevadas cantidades de cortisol.
Todos estos cambios presentes de forma mantenida en el tiempo tienen una serie de consecuencias negativas derivadas, entre las que podemos encontrar:

  • Infartos de miocardio, apoplejías.
  • Dificultades de recuperación de heridas.
  • Mayor vulnerabilidad a la infección.
  • Pérdida de la capacidad de memoria.
  • Gastritis, diarrea, obesidad.
  • Depresión.

Entonces, ¿qué hago?


A parte de las técnicas de tratamiento psicológico que podamos seguir junto a un profesional, existen ciertas cosas que podemos poner en práctica por nuestra cuenta para ayudar a mantener el estrés a raya. A pesar de estas técnicas, si te ves en una situación que te supera o de demasiada activación la mejor opción es siempre visitar a un profesional.

Con esto dicho, las herramientas que tenemos a la mano para combatir el estrés son:



  • Técnicas de manejo del tiempo.
Priorizar: aprender a diferenciar entre lo importante y lo urgente.
Dividir las tareas en pequeñas partes.
Centrarte en realizar una única tarea a la vez.
Realizar listas de actividades diarias. Planificar las actividades que realizas cada día y diferenciarlas de aquellas extraordinarias. 
Planificar en función del tiempo que te toma realizar la tarea y no de la tarea en sí.

  • Ejercicio físico.
El sedentarismo disminuye la resistencia al estrés. Tu cuerpo cuando realizas deporte o alguna actividad física aprende a regular la respiración y las pulsaciones, por lo que actúa de manera similar ante situaciones de estrés, ayudando a disminuir el efecto nocivo del mismo.
  • Aumentar apoyo social. 
Tener un grupo de amigos en los que apoyarte es un factor protector en todas las situaciones de malestar emocional. El grupo te ayuda a hacer frente a las dificultades, motiva y da fuerzas para superarlas. 
  • Aumentar resiliencia. 
La resiliencia es un proceso que permite que las personas se adapten a las situaciones que producen estrés, utilizando estrategias de afrontamiento a la adversidad eficaces.

                                                                                         Paola Báez.




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